Entre broma y broma llegué a escuchar, se los juro, que varias personas decían "yo no me enteré, si no pues hubiera traído la otra bici, pero pues, me vine en la blanca" plop!
Por eso, he aquí el artículo publicado por una de mis hijas:
No más bicicletas blancas.
Por:
Violeta Sánchez
“Él se lo buscó, para que
no se fija”, “me da mucho coraje cuando se atraviesan”, “es que siempre van sin
cuidado”, “¡míralos! luego porque los atropellan”.
La gente llega, se reúne,
a algunos se les nota tristes, abatidos, desesperanzados, otros solo van a
cumplir o a aprovechar la reunión.
No es un velorio
cualquiera, no hay cuerpo que velar, ni siquiera hay un nombre, solo los datos.
Sexo: masculino, tez: morena, edad: unos veintitantos, origen: de otro estado,
de Chiapas. ¿Y qué hacía aquí? Venía a buscar una mejor vida… Creo que ya la
encontró.
En otra ocasión fue doble
la pena, una en Villa de Seris, también a un joven. Otra por la calle Quiroga,
era un albañil. Después una más, el tío de un amigo.
Y así, se siguen
acumulando las ofrendas, siempre arriba, en lo alto de los postes, lo más alto
posible para que no se la roben y el color siempre es igual, blancas. Como la
esperanza del joven que murió- no- que mataron! al ser atropellado cuando iba a
su trabajo. Blancas, como las nubes que estaban arriba en el cielo a la hora de
su llegada. Blancas, sin color, como el silencio que se guarda por ellos.
¿Se pudo haber evitado?
Claro, si ellos no se hubieran atrevido a desafiar el tráfico, a los
automovilistas y no hubieran andado en bicicleta. Claro, si hubieran tenido más
dinero para comprarse un coche, no de lujo, nomas uno que los llevara y
trajera. Claro, si no anduvieran de “modita” y anduvieran como todos los demás
en esos motorizados metálicos, con llantas grandes y que solo funcionan con
gasolina.
Entonces, la culpa es de
ellos, ¿o no? tal vez no, tal vez, solo tal vez, si nosotros, si tú, que tienes
la posibilidad de comprar uno de esos lujos, un automóvil, anduvieras con más
precaución, o si cambiáramos un poco, un poquito nada mas nuestra actitud, si
nos tomáramos la molestia de girar la cabeza para ambos lados antes de dar la
vuelta, o de soportar el peso de nuestro pie para no dejárselo caer al pedal
del acelerador, tal vez así se podrían evitar los accidentes.
Desde que estamos chicos
y chicas, desde bebés nos enseñan a compartir, nuestros juguetes, nuestros
dulces, y ¿nuestro espacio?, entonces nunca olvidemos esa lección y recordemos
que no estamos solos en la ciudad en la que vivimos, que los edificios, calles
y banquetas se hicieron para todos y todas, y que siempre va a doler mas la
acción de arrebatar (o perder) una vida que atrasarte 5 segundos al ceder el
paso o al voltear hacia arriba a lo alto de los postes donde está colocada esa
bicicleta blanca, esa que se colocó ahí para él o ella, en memoria de quien
perdió su vida, su esperanza, su familia, sus sueños de lograr ser algo más y
transcender, todo por una actitud.
En vez de señalar,
levantemos la mano al momento de que pregunten quién hizo lo correcto.
Por cierto, ¿ya
escucharon la canción de “La bicicleta blanca” de Raúl Lavié y Astor Piazzolla?
La Bicicleta Blanca es también una denuncia social ante la
falta de cultura vial, la falta de infraestructura necesaria para la movilidad
no motorizada y el abuso de vehículos automotores que gozan de total prioridad
en las calles de nuestra ciudad. Es un reclamo para nuestras autoridades a las
cuales exigimos sea respetado nuestro derecho a las calles y se implementen las
medidas necesarias para transitarlas con seguridad, sea cual sea el medio de
transporte de nuestra elección… (tomado de
República.com.uy)
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